¿Cómo se produce y cómo evitar tener flato?

01 dic. 2021

Si lo tuyo es el running, seguro que más de una vez te has tenido que enfrentar a uno de los problemas más recurrentes dentro de este deporte: el dolor punzante abdominal, más conocido como flato. Si lo has experimentado, ya sabrás lo que te complica el desarrollo de tus entrenos. Pero no te preocupes, vamos a explicarte al detalle en qué consiste y cómo puedes evitar tener flato. ¡Qué nada te pare los pies!

Si lo tuyo es el running, seguro que más de una vez te has tenido que enfrentar a uno de los problemas más recurrentes dentro de este deporte: el dolor punzante abdominal, más conocido como flato. Si lo has experimentado, ya sabrás lo que te complica el desarrollo de tus entrenos. Pero no te preocupes, vamos a explicarte al detalle en qué consiste y cómo puedes evitar tener flato. ¡Qué nada te pare los pies!

¿Qué es el flato?

En su definición médica se describe como Dolor Abdominal Transitorio (DAT) y siempre surge en el mismo sitio: debajo de las costillas. Por regla general, la causa está en cualquier tipo de esfuerzo abdominal que el sujeto haya realizado. Seguramente lo hayas experimentado al correr, al caminar demasiado rápido, etc. Es decir, ante ejercicios de resistencia principalmente.

¿Cómo se produce?

Lo cierto es que no existe una sola teoría sobre cómo se genera el flato. De hecho, científicamente no se ha encontrado la causa exacta. Sin embargo, sí que podemos identificar algunas situaciones o motivos por los que se suele originar con más frecuencia. Son los siguientes:

1. Una mala respiración

Al correr o en cualquier ejercicio de cardio, la respiración es crucial. Cuando esta no está medida ni controlada, puede pasar que no estés recibiendo el suficiente oxígeno. En ese caso, tu diafragma experimenta espasmos por la mala respiración.

2. Poca sangre en tu diafragma

Otra de las teorías sobre cómo se genera el flato tiene que ver con la circulación de la sangre. Piensa que al correr, la sangre va directamente hacia los músculos que están realizando la actividad. Y esto produce que pueda llegar insuficiente sangre a tu diafragma. En ese caso, se puede producir también dolor y fatiga.

3. Un tirón en los ligamentos

Estos se encargan de mantener unidos tus órganos al diafragma. En ocasiones, cuando corres puedes bambolearte demasiado, con un movimiento de subida y de bajada. Esto puede dar lugar a un tirón agudo en los ligamentos, lo que provocaría la molestia. Sería como forzar demasiado un músculo.

4. El roce del peritoneo

Esta teoría es la más reciente y cada vez está más aceptada. El peritoneo es una membrana que recubre las vísceras, como el estómago. Si sales a correr y este aún está lleno de comida o bebida, las posibilidades de que el peritoneo se irrite se multiplican con el movimiento oscilatorio que provoca la carrera.

Aunque hay que señalar que también puede ser una combinación de dos o más causas de las que hemos planteado aquí.

¿Cómo se puede evitar el flato?

Vamos a darte algunos consejos que te vendrán bien para evitar el flato:

1. Controla la respiración al correr

Así evitarás quedarte sin oxígeno en la zona abdominal durante la carrera y sentir el dolor punzante.

2. Entrena el core

Como en cualquier otro ejercicio o deporte, no basta solo con entrenar una única parte de tu cuerpo. Tu core tiene que tener una musculatura que soporte bien la carga que vayas a darle. Por esta razón, te recomendamos añadir ejercicios abdominales a tu rutina de entrenamiento.

3. Haz la digestión con calma

No vayas a correr justo después de comer. Esto no solo hará que rindas menos, sino que tendrás todas las papeletas para sufrir flato.

4. Calienta correctamente y acelera poco a poco

También es importante el precalentamiento. Ejercicios de movilidad para la activación de las piernas y del core. Y una vez empieces a correr, acelera progresivamente y no des enseguida todo lo que puedas ofrecer.

En definitiva, ahora que conoces qué es y cómo se produce, podrás evitar tener flato. Toma las precauciones necesarias y pon en práctica nuestros consejos para reducir las posibilidades de su aparición al máximo. ¡Ponle freno!