Eustrés: un poco de estrés es bueno

19 jun. 2023

Descubre que es el eustrés y sus beneficios para el bienestar. Aprende sobre el estrés bueno, sus efectos positivos en la motivación, rendimiento y resistencia. Comprende la importancia de la percepción y la actitud en la experiencia del eustres y la hormesis.

Eustrés: un poco de estrés es bueno

El estrés tiene una fama terrible con razón, pero existe un estrés bueno. Es el eustrés, que se podría definir como una pequeña dosis de estrés, que no nos desequilibra y que puede, incluso, aumentar nuestras capacidades y nuestra resistencia.

El término eustrés fue acuñado en la década de 1970 por el endocrinólogo Hans Selye, quien combinó el prefijo griego eu- (que significa “bueno”) con estrés. Eustrés, por lo tanto, significa literalmente "estrés bueno".

Estrés y eustrés se encuentran en una línea en cuyos extremos se hallan el hiperestrés (una situación muy tensa y desagradable que nunca desaparece) y el hipoestrés (un déficit de estrés que hace que sea difícil animarse para hacer algo que debe hacerse). Tan poco recomendable es el exceso como la deficiencia.

 

Estrés sin sus efectos negativos

El eustrés no está asociado con los efectos negativos para la salud del estrés crónico, como la ansiedad y la depresión, trastornos del sueño, hipertensión arterial, inmunidad reducida, problemas digestivos, dolores de cabeza y espalda. Por el contrario, el eustrés te anima y te concentra.

El eustrés es beneficioso para la motivación, el rendimiento y el bienestar físico, mental y emocional. Es el tipo de estrés que alguien percibe como un desafío que vale la pena, no como una molestia o una experiencia aterradora.

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Si es estrés o eustrés, depende de cómo lo mires

Sin embargo, una misma situación puede producir estrés bueno o malo en función de la actitud de la persona. La interpretación de un acontecimiento depende de si la persona siente que lo controla, de si es algo deseado o no, o, incluso, del lugar y el momento.

Una forma sencilla de ilustrar esto es imaginar a dos personas encerradas en una habitación con una araña. Una de las personas tiene un miedo terrible a las arañas, su corazón comienza a palpitar y teme por su vida, mientras que la otra permanece tranquila y puede sacar a la araña de la habitación con un papelito. La amenaza inmediata para ambos es exactamente la misma, pero sus percepciones y las reacciones de sus cuerpos son bastante diferentes.

La percepción también es importante porque, a diferencia de casi todos los demás seres vivos de la Tierra, las personas poseen la habilidad de predecir una amenaza y prepararse con anticipación para el daño que puede causar. Los seres humanos tienen la capacidad de manifestar el peligro en sus mentes incluso cuando no está presente.

 

Hormesis: el eustrés te hace más resistente

El eustrés provoca cambios hormonales inmediatos. Aumentan los niveles de adrenalina, catecolaminas y cortisol para potenciar el rendimiento físico y mental. Estas hormonas te ayudan a conseguir tu objetivo, lo que te hace sentirte más capaz y más fuerte física o mentalmente. En cambio, en el estrés malo, los niveles altos de hormonas se mantienen demasiado tiempo y no consigues nada bueno.

En cualquier caso, el estrés solo es beneficioso si te ayuda a motivarte, a superarte o a conseguir un objetivo sin abrumarte. El estrés bueno tiene muchas cosas en común con la hormesis, que es la respuesta biológica positiva a bajas exposiciones a toxinas y otros factores estresantes. Por ejemplo, un poco de frío es bueno porque estimula la circulación, reduce la inflamación y aumenta la resistencia. El ejercicio físico también es una forma de hormesis y de estrés bueno.

Cuando soportas una dosis pequeña de estrés, desarrollas resiliencia y creas una mayor capacidad de adaptación y tolerancia a la angustia. No te sentirás fácilmente superado por las experiencias estresantes que ineludiblemente presenta la vida.

Algunas situaciones vitales que se relacionan con un estrés beneficioso son, por ejemplo, comenzar a vivir con una nueva pareja, tener hijos, preparar un examen, empezar en un nuevo trabajo, formar parte de un proyecto importante, mudarse de ciudad o participar en una competición deportiva.

 

Cómo evitar que el estrés bueno se convierta en malo

Para que el estrés bueno no se transforme en la versión mala es importante no acometer varios retos a la vez -por ejemplo, prepararse para un examen y cambiarse de domicilio- porque es más fácil que te sientas sobrepasado. Además, para mantener el estrés en niveles estimulantes y beneficiosos hay que descansar, dormir bien, seguir una dieta equilibrada y nutritiva, pasar el rato con los amigos, dedicar tiempo a alguna afición o practicar alguna técnica de relajación (como meditación o yoga).

Conviene tener en cuenta que para que cualquier reto se viva como algo positivo tiene que ser alcanzable, accesible. El objetivo no debe ser tan ambicioso que llegue un momento en que sintamos que no podemos conquistarlo. En ese instante el eustrés puede convertirse en estrés del malo.

Además, cualquier reto requiere organización, planificación y gestión del tiempo. Estas herramientas son imprescindibles para no perder las sensaciones de control y dirección. También te permiten ser mucho más eficiente. Es muy importante, asimismo, aprender a concentrarse intensamente en una sola actividad, sin distraerse, aunque sea un breve periodo de tiempo (entre media hora y dos horas, por ejemplo).

Buscar ayuda cuando sea necesaria y plantearte todos los escenarios posibles, incluso la posibilidad de que lo que estés haciendo no te salga bien, son igualmente aspectos que tener en cuenta. El fracaso no es un drama, es una posibilidad que no debe frenarte. La mayoría de las personas que alcanzan éxitos importantes han cosechado unos cuantos fracasos. Lo correcto es considerarlos una parte del aprendizaje.

 

Pequeñas dosis de eustrés para ir aprendiendo

Existen maneras sencillas y cotidianas de experimentar con el eustrés. En el nivel físico, el entrenamiento a intervalos de alta intensidad, por ejemplo, explota la capacidad de adaptación del organismo: a los momentos de esfuerzo extenuante siguen periodos más largos de descanso y el cuerpo puede recuperarse. Otras formas de hormesis física son las duchas frías y las saunas.

En el nivel mental, ejemplos de eustrés hormético son juegos como el ajedrez, los crucigramas o los problemas matemáticos. Estos pasatiempos te pueden hacer sentir nervioso e, incluso, frustrado, pero te estimulan.

Realizar cualquier actividad que te saque de tu zona de confort aumenta tu resiliencia. Incluso, esforzarte por hacer cosas que representan alguna dificultad y que preferirías evitar te ayuda a crecer como ser humano (¡siempre que la actividad elegida sea segura!).